miércoles, 28 de octubre de 2009

Rockdrigo

Ya algo tarde, pero el pasado 19 de septiembre se cumplió el vigésimo cuarto aniversario luctuoso de Rockdrigo Gonzalez, un rockero con un carisma especial y letras interesantes. Encontré un fragmento interesante de un escrito de José Agustín que aquí comparto.

*****************************************************************************

Fragmento extraído del libro: "Contra la corriente" de José Agustín.

México: Diana, 1991

En una ratonera enanísima, junto a la glorieta del Metro Insurgentes y de nombre Wendy's Pub (ni modo), Rodrigo González canta todas o casi todas las noches. Los viejos rockeros El Borrado y El Cartucho me dijeron que la onda de este maestro estaba buenísima, incluso me cantaron cachos de sus canciones, así es que fui a verlos tan pronto como pude, porque es rarísimo que un rocanrolero se exprese tan entusiastamente de otro.

Rodrigo González tiene treinta y dos años, se inició en la música y en las ondas de la onda en Tampico, donde nació, pero también la ha rolado por varias partes de la república; en la capital ha huaracheado el pavimento con su guitarra a cuestas; y después trabajó en el teatro, musicalizando obras.

Es un cantante y compositor nato. A los primeros versos de su rola sobre la estación Balderas del metro, yo, como todos los asistentes nos hallábamos francamente cautivados. Rodrigo compone sus propias canciones (aunque a veces se echa dos tres del Three Souls in My Mind) y ha logrado lo que para mí es un portento: hacer que el español suene perfecto, de veras natural, en el rocanrol.

El Tri ya andaba muy cerca, de hecho lo había logrado muy bien en varias rolas, pero con las letras de Rodrigo (inteligentes, maliciosas, provocativas, poéticas) se puede afirmar que el español-mexicano es perfectamente idóneo para el rock. Quienquiera que haya presenciado los esfuerzos para que se lograra, ya que es esencial para el desarrollo de un verdadero rock mexicano, tendrá una idea de lo que significa.

En un principio se me ocurrió pensar que Rodrigo González era nuestra versión de Bob Dylan con sentido del humor. Rodrigo se enfrenta al público sólo con su lira y su armónica. Canta con seguridad, con una buena voz que lo mismo pasa por sonoridades más o menos ortodoxas como después se agandalla o se deja ir en el sentimiento, en lo puro rocanrol. Con su voz, presencia, lira y armónica, Rodrigo González arma un show notable, en el que abundan las sonrisas, las complicidades, el buen ritmo y el gustito de compartir a la perfección las andanzas y muchas de las aventuras urbano-realista-metafísicas de este maestro que maneja los matices notablemente bien.

En estos días se ha hecho (relativamente) popular su rola sobre "el ET", que para Rodrigo claro, es el Ete: "No es el pájaro uyuyuy, pero llegó del cielo, es el Ete, que a donde quiera se mete, que a las mujeres somete; cierren puertas y ventanas, escondan a sus hermanas, ahí viene el Ete!" El ritmo es de lo más sabroso y eficaz, como el ingenio de la letra. En la misma línea alburero-provocativa se halla esta canción: "No sé por qué no me las prestas, si te hago regalos y te llevo a fiestas, te llevo a comer al mejor restorán, te llevo en mi carro hasta Atizapán, oh yo no sé por que no me las sueltas, si te aviento rollos y te doy mil vueltas, hasta cuaderno soy de tus papas, le doy pa su chela a tu hermano el rapaz, no sé por qué no me las prestas, no sé por qué no me las das."

Hay que oír estas letras ya como parte del show del carismático Rodrigo González, quien tiene muchas tablas y ejerce el control desde el primer momento. Sin embargo, no le interesa cultivar la imagen del cantor pícaro, el Chava Reyes del rock. También acaba de ganar un cuarto lugar en un concurso reciente con "Ratas", que andan entre los comerciantes, "sacándome la cartera, arriba y abajo, en el metro, ratas por donde quiera".

En ocasiones prescinde casi de la rima y se pone más intelectual: "Cabalgo sobre sueños innecesarios y rotos, prisionero iluso de esta selva cotidiana, y como la hoja seca que vaga en el viento, vuelo imaginario sobre historias de concreto." O, si no, se revienta sentidas rolas en las que chavos matan a sus mamás porque no les dan para el pisto. Con saludos, claro, a Parménides García Saldaña.

Erosionados lectores, tendrán que soportar la siguiente y patriótica advertencia: Abusados! La Aparición de Rodrigo González es muy significativa, y por eso no titubeo en desencadenar mis optimismos más molestos: si ya hay en México quien domina el rock y sus diversos niveles, y que a la vez expresa sin dificultades el ingenio y la mejor cultura popular mexicana, como Cri Cri o José Alfredo Jiménez, puede afirmarse que nos hallamos en el umbral de un buen momento del rock mexicano. Ya nos lo merecemos, por otra parte. El que el rock finalmente sea expresión natural de las necesidades y proposiciones de muchos chavos, no por fuerza de clase media, implica, tachún tachún!, avances notables a veces en la sui generis, incontrolada, bendita y maldita revolución cultural que hemos estado viviendo desde 1968. Con Rodrigo González tenemos ya, de entrada, un rock más complejo, crítico, inteligente y muy mexicano. 1983

*****************************************************************************

Es una mirada a los 70’s y 80’s, y la cultura del rock, con ecos del 68. En lo general he escuchado poco a Rockdrigo, pero hay varias canciones que me gustan como “Perro en el periférico” que por cierto hizo un muy buen cover La Barranca. También ya tuve ocasión de leer el libro de cuentos cortos de Parmenides Garcia “El Rey Criollo”, me pareció muy interesante como retrata la época, sobre todo con la juventud.


5 comentarios:

marichuy dijo...

Hugo

Buen maridaje el José Agustín y Rockdrigo. Debo confesar que hace rato no leo al primero. Cuando aún no tenía edad para comprenderlo, me leí una novelita harto reveladora para mis tres años: ”La Tumba”, ambientada en la sicodelia, drogas y rocanrol sesentero. Uff, recuerdo que me encantó su desenfado.

No conozco muy bien la música de Rockdrigo, pero me gustó su rola del perro en el periférico… a veces a si me siento yo, en esta Ciuad donde el peatón es un cero a la izquierda

Un abrazo

Koalbiter dijo...

Marichuy,
Si, así me pareció los cuentos cortos de Parménides Garcia Saldaña, también, muy de esa onda.

Yo tengo muy poco que lo conozco, no soy muy adepto al rock mexicano, pero creo que Rockdrigo tuvo una propuesta muy interesante.

Saludos.

MauVenom dijo...

Recuerdo bien a Rockdrigo y no pude evitar que tu post me pusiera algo triste por su muerte y las condiciones

por ese espantoso día

la verdad es que no era yo su fan, para nada, pero sí lo conocía y respeto mucho el camino y obra de urabnojuglares como él

el tiempo les da además una dignidad y brillo que quizá en otro tiempo no tuvieron

como El Tri, que hoy son leyenda y me alegro mucho de eso. (Y soy fan).

Un abrazo

Estoy impactado por la mención de "La Tumba", libro que leí y me fascinó en mismo año que murió Rockdrigo.

marichuy dijo...

Jajá

Yo y mi dislexia

A mis trece años leí La Tumba, no a los tres, jajá

Saludos

Koalbiter dijo...

Mau,
Fué una tragedia, ciertamente.

Yo de hecho he tenido mucho recelo con el rock nacional, ya que no le encuentro una identidad, a lo mejor los primeros grupos tenian una idea, pero se ha ido diluyendo en un concentrado de marketing e intereses.

Marichuy,
No he leido "La Tumba", pero voy a conseguirme el ejemplar... y por cierto, me preguntaba si eras una niña prodigio, jeje.

Saludos.